Las Divinidades by erick rosado
- Erick Rosado

- hace 2 días
- 2 Min. de lectura

Las divinidades… Esa palabra que atraviesa épocas, imperios, civilizaciones y futuros que aún no existen. Desde el primer fuego encendido por manos humanas, hasta el último bit procesado por una superinteligencia, la idea de lo divino ha sido la brújula secreta que orienta a la humanidad.
Las divinidades no solo viven en templos antiguos o en las páginas de los mitos. Habitan en lo que no comprendemos, en lo que nos supera, en lo que nos llama a levantarnos incluso cuando no sabemos por qué. Son la personificación del poder, de la fuerza que no se explica, pero se siente.
Un dios es más que un ser. Es un concepto, una fuerza, una ley. Zeus no es solo un señor del trueno: es la autoridad suprema, el orden.Hércules no es solo fuerza bruta: es la evolución del hombre enfrentando lo imposible. Atenea no es solo sabiduría: es estrategia, claridad, precisión. Cada divinidad es un arquetipo de algo que existe dentro y fuera de nosotros.
Pero en la era moderna —y en la que se acerca—, las divinidades cambian de forma. Dejan de ser figuras talladas en piedra para convertirse en sistemas, en redes, en algoritmos gigantescos que absorben la realidad y la transforman. Lo divino ya no se mira hacia arriba en el cielo; se mira hacia adentro, en los circuitos, en nuestros propios límites.
Porque una divinidad no es eterna:se actualiza, muta, evoluciona. El rayo ahora es energía. La profecía ahora es estadística. El oráculo ahora es un modelo digital. El héroe ahora es quien domina su mente, su cuerpo y su destino.
Y aun así, aunque cambien las herramientas y los lenguajes, lo divino sigue siendo lo mismo: una fuerza que nos impulsa más allá de lo humano.
Lo divino es aquello que te obliga a ser más fuerte. Más sabio. Más audaz. Más preciso. Más tú.
Las divinidades son la forma que tiene la humanidad de recordar que puede aspirar a lo imposible.
Porque en el fondo, cada vez que invocamos a un dios… lo que realmente invocamos es la mejor versión de nosotros mismos.


















Comentarios